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El futuro de la base de Guantánamo
Por ERNESTO LONDOÑO 21 de junio de 2017
Una postal de la estación naval de Guantánamo, Cuba, de alrededor del año 1910 Credit Allan Seiden/Legacy Archive, vía Getty Images
BAHÍA DE GUANTÁNAMO, Cuba — El cheque por 4085 dólares se expide cada año en abril, a nombre del tesorero general de la República de Cuba pero ese cargo dejó de cobrarse hace décadas. La última vez que el gobierno cubano cobró ese cheque fue en 1959.
Sin embargo, presentando ese ínfimo pago anual y sabiendo que ni siquiera será aceptado, Estados Unidos continúa sintiéndose con derechos sobre su más antigua base naval en el extranjero, un terreno de 11.655 hectáreas sobre la costa del sureste de Cuba, sin parangón con ninguna otra base militar en el mundo.
El viernes, Donald Trump anunció un retroceso parcial de la apertura del gobierno de Obama hacia Cuba, al volver a instaurar las restricciones a los viajes e interacciones comerciales. El presidente está cambiando la relación con ese país para intentar sojuzgar al gobierno castrista. Pocas decisiones ejemplifican esa nociva dinámica tan claramente como la enredada historia de cómo llegó Estados Unidos a inaugurar una base naval en esa parte de Cuba.
Guantánamo se conoce actualmente por la parodia legal realizada tras los ataques del 11 de septiembre, cuando el gobierno de Bush lo consideró el lugar ideal para recluir a cientos de sospechosos de terrorismo en un territorio bajo control estadounidense, pero fuera del alcance de las protecciones constitucionales. Desde que se estableció la prisión, en 2002, el estatus legal de los detenidos ha sido el centro de un acalorado debate y una fuente de críticas internacionales.
Qué hacer con los prisioneros que aún quedan en Guantánamo sigue siendo una desagradable pregunta que no ha sido respondida. Sin embargo, hay otras inquietudes más importantes que los políticos estadounidenses han optado por ignorar: ¿es legalmente defendible conservar este territorio a perpetuidad? ¿Los estadounidenses nos hemos convertido en invasores del paraíso?
La puerta delantera del Campo Rayos X, en la bahía de Guantánamo, Cuba, 2014 Credit Damon Winter/The New York Times
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El español florece en Estados Unidos a pesar de todo
Durante su campaña presidencial, Donald Trump juró mantener abierta la prisión de Guantánamo y “llenarla con algunos tipos malos”. Desde entonces, sin embargo, ni la Casa Blanca ni el congreso se han pronunciado respecto al futuro de la prisión donde solo quedan 41 detenidos, en unas instalaciones construidas para varios cientos, ni de la base donde viven más de 5000 militares en servicio y civiles. Visité Guantánamo durante unos cuantos días este año con la esperanza de formarme una idea de lo que podría ser la siguiente etapa de esta extraña base.
Para entender qué debería pasar, es necesario recordar un poco de historia.
Estados Unidos adquirió formalmente Guantánamo después de apoyar la rebelión de Cuba contra el dominio colonial español. En 1901, Estados Unidos forzó a Cuba a aceptar una serie de condiciones para que las tropas estadounidenses se retiraran de la isla. Los términos del acuerdo daban a Estados Unidos el derecho de intervenir en Cuba siempre que lo considerara necesario, y a comprar o rentar tierras “necesarias para obtener carbón o para estaciones navales”. El arrendamiento inicial de Guantánamo se fijó en 2000 dólares al año, pagaderos en monedas de oro. El trato solo puede ser rescindido de mutuo acuerdo.
Poco después de que Fidel Castro asumió el poder en 1959, el gobierno cubano exigió el retiro de las fuerzas estadounidenses de Guantánamo, y a lo largo de los años ha incluido palabras cada vez más explícitas en su constitución para dejar en claro que considera la base como un territorio ocupado ilegalmente.
¿La presencia continua de Estados Unidos en Guantánamo es válida según las leyes internacionales? La respuesta directa es no.
“Constituye una ocupación beligerante”, afirmó Alfred-Maurice de Zayas, un erudito en leyes internacionales que cree que la base choca con los principios definidos por la Convención de Viena. Aún así, no se espera que se resuelva el conflicto acerca de Guantánamo principalmente porque “Cuba no está en posición de echar a Estados Unidos al agua”.
Incluso si el estatus legal de la base fuera válido, ¿es necesaria? Los altos funcionarios militares sostienen que sí. Además de la prisión, señalan que la base sirve como punto de tránsito para los refugiados cubanos que son interceptados en el mar y consiguen articular el temor creíble de que estarían en peligro si regresan a casa. También ha servido como un centro logístico de respuesta a desastres naturales.
El almirante Kurt Tidd, jefe del Comando del Sur, me dijo que Guantánamo podría ser muy útil en caso de una crisis de migración masiva, una situación para la cual sus tropas se preparan mediante simulacros que duran semanas y les cuestan millones de dólares a los contribuyentes.
Quedarse para manejar la distribución de personas en una futura crisis de refugiados puede sonar loable. Sin embargo, a principios de marzo en la base había 28 migrantes cubanos que esperaban ser ubicados en algún país que no fuera Estados Unidos. Entre empleados directos y contratistas, la Organización Internacional para las Migraciones da trabajo a cerca de 18 personas que se encargan del cuidado de los migrantes. Dada la gravedad de las crisis de refugiados en otras partes, y las alternativas razonables para lo que apenas se ha vuelto un goteo de refugiados cubanos, ¿es esta una empresa fiscalmente responsable?
Antes del 11 de septiembre, Guantánamo se había convertido en unas instalaciones adormiladas operadas por el personal mínimo indispensable. Ahora tiene más de 1400 edificaciones, de acuerdo con la Armada. Eso significa que Guantánamo es más grande que la base naval en Baréin, donde se aloja la Quinta Flota de los Estados Unidos, y la base naval en Rota, España, que son unos de los centros en el extranjero más valiosos para el Pentágono desde el punto de vista estratégico.
Aunque la renta es ciertamente nimia, es costoso operar una base en un territorio que el anfitrión considera ocupado ilegalmente. Hace décadas, los cubanos cortaron el abastecimiento de agua y electricidad de la base, así que Guantánamo debe desalinizar su agua y generar su propia electricidad. Puesto que contratar a trabajadores cubanos no es una opción, los empleos de poca categoría se subcontratan a contratistas de Jamaica y Filipinas.
El cuerpo especial encargado de los prisioneros en Guantánamo cuesta aproximadamente 80 millones de dólares al año, de acuerdo con un vocero. Además de eso, el congreso asignó 181 millones de dólares del año fiscal corriente para las operaciones de la base. Esta última cifra es solo un poco menor a los 195 millones de dólares destinados a las operaciones en Turquía, uno de los más importantes centros de la campaña militar en contra del Estado Islámico. Si suponemos que la prisión sigue siendo la razón principal para mantener la base abierta, su presupuesto actual resulta ser de 6,3 millones de dólares por recluso (el costo anual promedio de un preso federal en 2015 era de poco menos de 32.000 dólares).
Un detenido dentro de la prisión militar de Guantánamo, fotografiado en 2009. Credit John Moore/Getty Images
Conforme la población de reclusos disminuyó durante los últimos años del gobierno de Obama —que buscó, sin éxito, cerrar la prisión y transferir a los presos restantes a algunas instalaciones dentro de Estados Unidos— el Pentágono se ha embarcado en un frenesí de construcciones en la base. En julio pasado, emitió una convocatoria para contratos de construcción por 240 millones de dólares. El mes anterior, el Pentágono otorgó un contrato de 66 millones de dólares a una constructora propiedad de una familia cubanoestadounidense para edificar una nueva escuela en la base, destinada a los hijos de las personas destinadas ahí durante largos periodos.
El congreso no ha cuestionado seriamente los méritos de esta situación. Durante una audiencia en la Cámara del Comité de Relaciones Exteriores celebrada en marzo de 2016, solo un legislador argumentó que Estados Unidos debería reconsiderar su derecho sobre esa tierra. “En mi mente, se trata de algo que podría definirse perfectamente como colonialismo”, dijo el representante demócrata de Florida Alan Grayson, quien ya no es miembro del congreso, durante la audiencia.
¿Estarían los cubanos dispuestos a permitir al Ejército de Estados Unidos permanecer en la base con un nuevo acuerdo similar a los que regulan la presencia de militares estadounidenses en suelo extranjero por todo el mundo? David Kohner, presidente del Centro de Historia Marítima del United States Naval War College, piensa que este es el momento correcto para hacerse esa pregunta, considerando que se espera que el presidente de Cuba, Raúl Castro, deje el cargo el próximo año.
“Esta es una historia difícil, pero la historia es lo que es”, dijo, y enfatizó la necesidad de renovar los términos de un arrendamiento firmado en 1903.
Desde que el gobierno de Obama comenzó a normalizar las relaciones con Cuba a finales de 2014, los dos gobiernos empezaron a cooperar de manera más cercana en cuestiones de seguridad marítima, flujos migratorios, combate al narcotráfico y cumplimiento de la ley. El cambio de Trump hacia Cuba, ostensiblemente en términos de derechos humanos, es aberrante en una administración que mima a brutales autócratas extranjeros y contradice la filosofía de política exterior del secretario de estado, Rex Tillerson, delineada durante una reciente audiencia ante el senado. “Nos motiva la convicción de que mientras más nos involucremos con otras naciones en cuestiones de seguridad y prosperidad, más oportunidades tendremos de moldear las condiciones de derechos humanos en esas naciones”, dijo Tillerson.
La presencia estadounidense en Guantánamo ha sido desde hace mucho una espina en la psique cubana, un recordatorio de una época de dominio estadounidense que se enseña temprano y con frecuencia en las escuelas cubanas.
Carlos Alzugaray, un académico que se desempeñó como diplomático cubano desde 1961 hasta mediados de la década de 1990, me dijo que se habían realizado debates durante su época en el gobierno cubano sobre lo que este podría hacer para oponerse al derecho que se adjudica Washington sobre el territorio. Por ejemplo, La Habana podría solicitar la opinión de la Corte Internacional de Justicia sobre la legalidad de la presencia estadounidense en Guantánamo, o presentar una nota diplomática detallada exigiendo que se le regrese el territorio.
“Podría presentarse de manera constructiva”, dijo Alzugaray, quien vive en La Habana. “Sería razonable que nos pidieran diez años para irse”.
Alzugaray dijo que el prospecto de negociar una presencia permanente de Estados Unidos en Guantánamo es débil, pero no imposible.
“Requeriría encontrar una solución en la que se respetara la soberanía cubana”, señaló y acotó que, en cualquier caso, no puede continuar bajo las condiciones actuales por siempre. “Es algo que aquí nos lastima a todos”.
Ernesto Londoño (@londonoe) escribió mucho sobre Cuba como editorialista del Times. Pronto será nuestro corresponsal en Brasil.
EE.UU. no devolverá la base militar a Cuba
El secretario de Estado de EE.UU., John Kerry, reiteró ayer que no está al tanto de "ningún plan" de devolver a Cuba el territorio que ocupa la base naval de Guantánamo si el Gobierno estadounidense logra cerrar la prisión, y aseguró que él se opondría personalmente a cualquier propuesta en ese sentido.
EFE26 feb 2016
"No hay ningún plan, ninguna conversación de la que yo sea consciente" en el Gobierno estadounidense para ese fin, aseguró Kerry durante una audiencia ante el Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes.
"Yo me opondría personalmente a eso" si se propone dentro del equipo de seguridad nacional del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, agregó el titular de Exteriores.
El Gobierno cubano ha insistido el año pasado en que el proceso de normalización de las relaciones diplomáticas no podrá completarse hasta que EE.UU. levante el embargo a Cuba y devuelva el territorio que ocupa la base naval estadounidense en Guantánamo.
Pero Estados Unidos evitó incluir el tema de Guantánamo en las negociaciones para restablecer las relaciones, y no ha dado, hasta ahora, ninguna indicación de estar abierto a devolver el territorio alquilado en la isla.
El martes pasado Obama presentó un nuevo plan para tratar de clausurar la cárcel de Guantánamo mediante el traslado de entre 30 a 60 presos a territorio nacional, un proyecto recibido con rechazo entre la oposición republicana en EE.UU.
Ese mismo día, el senador y aspirante presidencial republicano, Marco Rubio, impulsó una propuesta de ley por la que Obama no puede transferir el territorio de la base naval de Guantánamo a Cuba ni hacer modificación alguna sin autorización del Congreso.
"El régimen de Castro ya está estafando al pueblo estadounidense", afirmó Marco Rubio.
Qué pasará con la prisión de Guantánamo cuando Barack Obama deje el poder y Donald Trump asuma la presidencia de EE.UU.?
Gordon Corera
Analista en temas de seguridad de la BBC
10 enero 2017
Talibanes y al-Qaeda en una zona de espera en el Campo de Rayos X en la Bahía de Guantánamo en enero de 2002 Taliban and al Qaeda detainees in a holding area at Camp X-Ray at Guantanamo Bay in January 2002
Los trajes anaranjados usados por los detenidos eran característicos de Guantánamo.
Se viven tiempos inciertos en la bahía de Guantánamo, Cuba. No sólo para los detenidos de la prisión estadounidense que se ubica en ese lugar, sino también para los que los vigilan.
Después de ocho años en los que el presidente Barack Obama ha intentado -sin lograrlo- cerrar el centro de detención, ¿cómo impactará en el futuro de esta cárcel el mandato de Donald Trump?
Los primeros detenidos llegaron hace 15 años, en enero de 2002, al presidio ubicado en un extremo aislado de Cuba, a 831 kilómetros de La Habana.
Se vivían los primeros meses de la entonces llamada "Guerra contra el terror", iniciada por George W. Bush.
Estados Unidos transfiere 15 presos de Guantánamo a Emiratos Árabes Unidos
Yo fui de visita unas semanas más tarde y vi a los hombres vestidos de naranja encerrados en jaulas de acero bajo el cálido sol cubano, en el Campamento Rayos X, una instalación provisional.
La bahía de Guantánamo había sido elegida como sede de la prisión en parte porque no era suelo estadounidense y así se evitaba aplicar la ley de ese país.
En ese entonces había la sensación de que la administración Bush estaba improvisando y nadie estaba seguro de cuánto tiempo iba a durar.
Dentro de una celda en el Campamento Seis en Guantánamo.
Así luce una celda en el Campamento Seis en Guantánamo.
¿Cuánto y cómo paga EE.UU. a Cuba por el alquiler de Guantánamo?
La siguiente vez que fui -dos años después- ya se había instalado una estructura permanente, el Campamento Delta. El centro había abierto para quedarse.
Su número de presos creció, llegando a alrededor de 700 en su momento álgido.
Pero en su segundo día en el cargo hace ocho años, el presidente Obama prometió cerrar la instalación y el ritmo de las transferencias de los internos a otros países aumentó.
En mi visita hace unas pocas semanas, encontré gran parte del campo vacío. Pero Obama no pudo cumplir su promesa, en parte porque el Congreso de su país bloqueó la transferencia de cualquier detenido a EE.UU.
Últimas transferencias
Ahora quedan menos de 60 detenidos. Se ha aprobado la liberación de 20 de ellos y la administración Obama está tratando de transferir a algunos antes de que termine su mandato.
Pero el 3 de enero, el presidente electo Trump dejó claros sus puntos de vista en un un mensaje en Twitter.
"No debería haber más liberaciones", escribió."Son personas extremadamente peligrosas y no se les debe permitir volver al campo de batalla".
Sin embargo, la Casa Blanca se comprometió a seguir con la transferencia de reclusos, rechazando el pedido de suspensión por parte de Trump.
El 5 de enero, tres ex prisioneros yemeníes de Guantánamo llegaron a Arabia Saudita y se reunieron con sus familiares.
Las muchas veces que Obama prometió cerrar Guantánamo y no lo pudo cumplir
¿Sucederá lo mismo con otros reclusos?
Atmósfera controlada
Coronel Steve Gabavics, comandante de la Fuerza de Detención Conjunta en la Bahía de Guantánamo.
El coronel Steve Gabavics dijo que no notaron reacción alguna entre los prisioneros a la victoria electoral de Donald Trump.
La incertidumbre se percibía claramente durante nuestra última visita al bloque de detención.
La mayoría de los detenidos restantes se encuentran ahora en el llamado Campo Seis.
Se suponía que no sabían que estábamos allí, pero era evidente que se dieron cuenta, ya que uno nos mostró una señal pintada a mano de un signo de interrogación con un candado debajo.
Los prisioneros siguieron atentamente el resultado de las elecciones. El Coronel Steve Gabavics, comandante de la Fuerza Conjunta de Detención, dijo: "Todos estaban viendo la televisión, su comportamiento era casi igual que cualquier otra noche".
"No notamos ninguna respuesta negativa significativa, nadie se acercó a nosotros enojado, nadie protestó, simplemente estaban interesados en ver lo que iba a suceder", agregó.
Una diferencia con mis primeras visitas es que la interacción entre los detenidos y los guardias es mucho más calmada.
Un soldado se encuentra en un pasillo, dentro de la Bahía de Guantánamo.
La interacción entre los presos y los guardias se siente más calmada.
En enero de 2002, los ataques del 11-S todavía estaban frescos y había tensión, y sentido de la agresión subyacente en ambos lados. Ahora, la atmósfera es mucho más controlada.
Durante nuestra visita en diciembre de 2016, vimos que los detenidos golpeaban una ventana para llamar a un guardia cuando querían enviar un mensaje y los funcionarios dijeron que los detenidos eran "obedientes".
Pero, ¿qué significa para ellos la llegada del presidente Trump?
"Los detenidos tienen preguntas: ¿se van a detener las transferencias cuando el nuevo presidente asuma el cargo el 20 de enero? No sabemos, no saben, sus abogados pueden especular, pero nadie lo sabe", dice el contraalmirante Peter Clarke, comandante de la Fuerza Conjunta de Guantánamo.
Clarke había comentado, antes del último tuit de Donald Trump, que "algunos de ellos podían reaccionar mal" si se dan cuenta que no van a ser transferidos.
Khalid Sheikh Mohammed
Khalid Sheikh Mohammed fue capturado en Pakistán en marzo de 2003 y enviado al centro de detención estadounidense en Cuba en 2006.
¿Nuevos detenidos?
¿Qué pasa si el presidente Trump decide que no sólo quiere suspender la transferencia de prisioneros, sino enviar nuevos detenidos?
"Vamos a llenarlo de chicos malos", dijo Trump en la campaña electoral en febrero de 2016.
En otro lugar de la base de Guantánamo, está el Campamento Siete. Su localización exacta es secreta.
Aquí es donde se mantiene a detenidos de alto riesgo, como Khalid Sheikh Mohammed, el presunto autor intelectual de los ataques del 11 de septiembre, que está pasando por el largo y lento proceso de una comisión militar, una forma de juicio.
Muhammad Bawazir, el prisionero que se niega a abandonar la cárcel de Guantánamo pese a poder hacerlo
La capacidad máxima del Campo Seis es de alrededor de 175 detenidos.
Donald Trump durante un discurso.¿Qué pasa si el Presidente Trump decide que no sólo quiere suspender la transferencia de prisioneros, sino enviar nuevos detenidos?
El Campo Cinco ahora se siente vacío. Podría recibir a 80 personas, pero ha sido parcialmente convertido a una nueva instalación médica.
Eso significa que potencialmente Guantánamo podría dar cabida a más de 100 detenidos adicionales casi de inmediato. Para recibir más gente, se necesitaría construir más infraestructura.
Los funcionarios dicen que es una "suposición razonable" que quieran segregar a los nuevos detenidos, ya que hay probabilidades de que pertenezcan al autodenominado Estado Islámico en lugar de a al Qaeda.
"Estamos preparados para recibir algunos si eso fuera necesario en el corto plazo", nos dijo el coronel Gabavics.
"Órdenes legales"
La presión del gobierno de Obama para cerrar Guantánamo también significó que hubiera resistencia a capturar más detenidos en operaciones antiterroristas en todo el mundo, dijeron algunos exfuncionarios.
Ellos creen que la política de "no tomar prisioneros" creó un incentivo para matar en lugar de capturar. La administración aumentó el ritmo y la extensión geográfica de los ataques con aviones no tripulados, que en ocasiones pudieron significar la pérdida de material de inteligencia útil.
Rear Adm. Peter Clarke, comandante de la Fuerza Conjunta de Guantánamo.
El contraalmirante Peter Clarke dijo que confía en que no se le pedirá que torture a los detenidos.
Trump también dijo que consideraría la posibilidad de volver a practicar torturas como el ahogamiento con agua. ¿Podría ocurrir eso en Guantánamo? El contraalmirante Clarke dijo estar "seguro" de que no habrá torturas en Guantánamo.
"Independientemente de las órdenes que recibamos, cuando lleguen a mí desde el Comando Sur de EE.UU., estoy seguro de que serán órdenes legales que estaré listo para llevar a cabo", dijo.
En los 15 años desde que Guantánamo fue inaugurado, los contornos de la guerra de Estados Unidos contra el terrorismo han cambiado.
Nuevos enemigos han surgido y la cuestión de qué hacer con ellos -dónde ponerlos, cómo tratarlos e incluso si matarlos o capturarlos- ahora dependerá de un nuevo presidente.
Cuánto y cómo paga EE.UU. a Cuba por el alquiler de Guantánamo?
Daniel García Marco (@danigmarco)
BBC Mundo
21 marzo 2016
Un cartel de la base de Guantánamo
El territorio que ocupa la base de Guantánamo es de 116 kilómetros cuadrados.
Desde hace 113 años, un pedacito de Cuba está bajo control de Estados Unidos por un alquiler anual que podría ser el que se paga mensualmente por un buen apartamento en una gran ciudad.
La historia del arrendamiento de Guantánamo está llena de curiosidades y constituye uno de los principales escollos en el proceso de deshielo que iniciaron ambos países el 17 de diciembre de 2014.
Raúl Castro, presidente de Cuba, tendrá la oportunidad de mencionar el tema a su homólogo, Barack Obama, en la histórica visita que realiza a La Habana el mandatario estadounidense los días 21 y 22 de marzo.
5 cuentas pendientes entre Estados Unidos y Cuba que marcarán la histórica visita de Obama a la isla
No será una novedad. Cuba insiste sobre todo en dos aspectos para que la normalización de relaciones entre los dos países, enemigos ideológicos durante más de medio siglo, se consume.
El primero es el fin del embargo económico y comercial que Estados Unidos impone a la isla desde 1961.
El segundo es la devolución de la base Guantánamo, situada en la región del mismo nombre en el sureste de la isla, frente a la costa de Haití, un lugar estratégico en el Mar Caribe.
La valla que separa la base del territorio cubano
El tratado de 1903 especifica que EE.UU. debe cuidar del mantenimiento de la verja.
Así lo recordó el diario oficial "Granma" la pasada semana en un editorial.
"El territorio ocupado por la Base Naval de los Estados Unidos en Guantánamo, en contra de la voluntad de nuestro gobierno y pueblo, tiene que ser devuelto a Cuba, cumpliendo el deseo unánime de los cubanos desde hace más de cien años".
Enmienda Platt
Desde 1903 concretamente, cuando Estados Unidos intervino en la guerra de Cuba contra España por lograr su independencia en 1898. Pero el respaldo no fue gratuito.
En la primera Constitución de la República de Cuba, Washington forzó la inclusión de la llamada Enmienda Platt, por la que la isla quedaba obligada a ceder partes de su territorio a su vecino del norte.
Se reconocía la soberanía de Cuba, pero se preservaba suficiente influencia como para proteger los intereses estadounidenses.
De este modo, el 16 de febrero de 1903, los presidentes de ambos países, Tomás Estrada Palma y Theodore Roosevelt, firmaron un acuerdo por el que Cuba cedía a Estados Unidos "por el tiempo necesario y para los propósitos de estación naval y estación carbonera" dos territorios, en Guantánamo y en Bahía Honda. Éste último nunca se hizo efectivo.
Dos soldados ante un cartel de McDonald's
En la base, en la que hay hasta un McDonald's, trabajan 5.394 personas, entre civiles y militares.
En el acuerdo se reconocía la soberanía de Cuba, pero el territorio quedaría bajo la "jurisdicción completa y el control" de Estados Unidos.
El 2 de julio de 1903 ambos países firmaron un tratado en el que se especifican los detalles del arrendamiento. Por ejemplo, que Estados Unidos se hace cargo del mantenimiento de la valla. Y el precio: "La suma anual de dos mil dólares en moneda de oro de Estados Unidos".
Luego veremos realmente qué valor monetario tiene ese anacronismo.
Izado de la bandera de EE.UU. en Guantánamo
La bandera de EE.UU. se izó por primera vez en Guantánamo en 1898 tras la guerra de Cuba contra España.
Ese precio era alto para la época, pero Cuba no incluyó ningún tipo de ajuste de precio, por lo que ahora, el alquiler de los 116 kilómetros cuadrados resulta ínfimo.
"Se puede decir que lo que paga Estados Unidos por Guantánamo es casi nada", afirma a BBC Mundo el profesor Michael Strauss, que enseña en el Centro de Estudios Diplomáticos y Estratégicos en París, es autor del libro "The Leasing of Guantanamo" (2009) y quizás sea el mayor experto sobre la curiosa relación legal.
Pero más que "casi nada", sería más ajustado decir "nada". Desde el triunfo de la Revolución en la isla en 1959, Cuba sólo cobró una vez el cheque por el alquiler anual.
"Por confusión"
Al menos así lo aseguró Fidel Castro en una de sus "Reflexiones" en el diario Granma en 2007, cuando aún era presidente.
"El (cheque) correspondiente a 1959, por simple confusión, fue convertido en ingreso nacional. Desde 1960 hasta hoy jamás se han cobrado y quedan como constancia de un arrendamiento impuesto durante más de 107 años".
Cuba consideró siempre a la base de Guantánamo como el reflejo del "imperialismo" de Estados Unidos, que además de influencia ganó una plaza estratégica para sus embarcaciones en el Mar Caribe.
Las relaciones se rompieron tras la Revolución, pero Estados Unidos mantuvo Guantánamo.
Aunque nunca hubo una pelea militar por el enclave, sí se registraron en el pasado pequeños enfrentamientos entre soldados de ambos países. Tras la reja existe una zona intermedia, ya en Cuba, que funciona como territorio de nadie y que incluso llegó a estar minado.
Límite entre la base y Cuba
Guantánamo es uno de los escollos para el acercamiento entre EE.UU. y Cuba.
Pasaron los años y Estados Unidos fue reinterpretando los usos de estación naval y carbonera especificados en el acuerdo.
Como parte de esa interpretación decidió abrir en 2002 el penal en la base de Guantánamo, criticado por la comunidad internacional y para cuyo cierre el presidente Obama presentó el mes pasado un nuevo plan que deberá aprobar el Congreso.
Que el territorio sea soberanía de Cuba pero con jurisdicción de Estados Unidos genera lo que Strauss denomina un "agujero negro legal".
"El monstruo de Frankenstein"
Al no ser territorio de Estados Unidos, los métodos de interrogatorio y las garantías para los presos no responden ante las leyes del país. Ni ante las de Cuba. Un limbo donde ni La Habana ni Washington ni la comunidad internacional ejercen jurisdicción.
Muhammad Bawazir, el prisionero que se niega a abandonar la cárcel de Guantánamo pese a poder hacerlo
El hombre que lleva 13 años en Guantánamo porque confundieron su nombre
"Guantánamo puede verse como un equivalente territorial al monstruo de Frankenstein: un lugar que elude el control legal de Estados Unidos y de Cuba", dice Strauss.
Obama aspira a cerrar la prisión, pero en ningún momento habla de entregar a Cuba el territorio de Guantánamo. Las autoridades niegan que eso vaya a suceder y dicen que es un asunto que no está en discusión, pese a que La Habana siempre lo pone sobre la mesa.
Presos en Guantánamo
El presidente de EE.UU., Barack Obama, quiere cerrar la prisión, pero nunca habló de devolver Guantánamo a Cuba.
Strauss asegura que como el alquiler nació de un acuerdo ejecutivo entre los dos presidentes, Obama podría dejarlo también sin efecto si lo acuerda con Raúl Castro. En ese caso no sería siquiera necesario el visto bueno del Senado.
Además, como el alquiler no es a perpetuidad, podría cesar en cuanto el Pentágono reconozca que su uso ya no es necesario.
No parece probable que nada de eso suceda. La entrega, si se llegara a producir, quedará para próximos gobiernos.
Y los republicanos no son muy partidarios de hacerlo.
El senador republicano y excandidato a la presidencia Marco Rubio, de origen cubano, recordó la pasada semana en un debate que se opone al deshielo y que los terroristas más peligrosos deberían ser confinados en Guantánamo.
Valor escaso
Ahora que los dos países se acercan, ¿qué valor tiene realmente Guantánamo para Estados Unidos?
"Una vez que se cierre la prisión, casi ninguno", dice a BBC Mundo Strauss, que señala que con los avances tecnológicos, el repostaje de naves en la bahía ya no tiene sentido, por lo que no se justifica la presencia de la Marina.
"Puede ser un elemento útil para negociar", afirma el experto, que cree que Estados Unidos podría ceder el terreno a cambio de concesiones.
Raúl Castro y Barack Obama
Raúl Castro y Barack Obama se encontrarán en La Habana por tercera vez tras el deshielo.
De hecho, la ley Helms-Burton de 1996 ya estipula que Estados Unidos puede dar los pasos para su devolución con la condición de que Cuba instale un gobierno democrático, por lo que de alguna manera indicaba que el valor militar y estratégico es ya escaso o nulo.
Pero mientras, la base y la prisión siguen funcionando. Un total de 5.394 personas, entre militares y civiles, trabajan allí cada día, según confirmó la base a BBC Mundo.
Y por lo tanto, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos sigue enviando los cheques a Cuba.
Antes del 17 de diciembre del año pasado, cuando se restablecieron relaciones diplomáticas y se reabrieron las embajadas, lo hacía a través de la delegación suiza.
El precio: US$4.085 al año, según el último ajuste que hizo Estados Unidos en 1973.
Una imagen de uno de los cheques
Tras el ajuste que hizo EE.UU. en 1973, la cifra alcanza los US$4.085.
Cuba no los cobra, y los cheques, según el ejemplo que publica Strauss en su libro "The Leasing of Guantanamo", se anulan si no se cobran en un año.
Se cargan a la Marina estadounidense y se dirigen al Tesorero General de la República de Cuba, figura que desde hace años no forma parte de la estructura del gobierno de la isla.
Ni el Departamento del Tesoro, ni el de Defensa ni el de Estado respondieron las peticiones de BBC Mundo para saber adónde va a parar ese dinero.
"Gracias a Cuba, es la mejor partida del presupuesto de Estados Unidos", bromea Strauss.
5 cuentas pendientes entre Estados Unidos y Cuba que marcan la histórica visita de Obama a la isla
Redacción
BBC Mundo
18 febrero 2016
El presidente Obama saludando a su llegada a La Habana desde el Air Force One
El último presidente de EE.UU. que visitó la isla fue Calvin Coolidge, y ocurrió en enero de 1928.
La visita de un presidente de Estados Unidos a Cuba se ha hecho esperar casi 90 años pero finalmente es una realidad.
El presidente Barack Obama aterrizó en La Habana este domingo a las 16:20 hora local (20:20 GMT) junto a la primera dama Michelle, su madre y sus dos hijas en el que será un viaje histórico para las relaciones entre ambos países.
"¿Qué bolá Cuba? Acabo de aterrizar, con el deseo de conocer e interactuar con los cubanos directamente", escribió en un lenguaje coloquial propio de la isla el mandatario estadounidense a través de su cuenta de Twitter.
Será una de las paradas en una gira a varios países de la región, pero de seguro la que más atención atraerá por lo emblemática que es y lo que supone en el proceso de acercamiento entre los dos países, iniciado el 17 de diciembre de 2014.
Barack Obama llega a Cuba en una visita histórica
Algunos cubano estadounidenses mayormente residenciados en Miami piensan que la visita del presidente de EE.UU. hará que el régimen de los Castro se consolide y no cambiará las condiciones de vida de los ciudadanos cubanos.
El canciller de Cuba, Bruno Rodríguez recibió al presidente de EE.UU., Barack Obama en su llegada a La Habana este domingo
El canciller de Cuba, Bruno Rodríguez recibió al presidente de EE.UU., Barack Obama en su llegada a La Habana este domingo.
La estadía de Obama en Cuba, por lo tanto, no está exenta de críticas y tampoco de algunos obstáculos que siguen impidiendo que las relaciones entre Estados Unidos y Cuba sean totalmente normales. BBC Mundo te presenta los principales.
1. El embargo
Tractor
Una empresa de Alabama, EE.UU. recibió permiso del gobierno para construir tractores en Cuba.
"No podrá haber relaciones normales entre Cuba y los Estados Unidos mientras se mantenga el bloqueo económico, comercial y financiero", declaró el gobierno cubano al anunciar el restablecimiento de su embajada en Washington a mediados del año pasado.
Qué busca realmente Barack Obama con su viaje a Cuba
El embargo económico de Estados Unidos sobre la isla está vigente desde 1962 y fue la respuesta de EE.UU. a la confiscación de bienes de ciudadanos y compañías estadounidenses en Cuba tras la revolución encabezada por Fidel Castro en 1959.
El propio presidente Obama es partidario de que se levante el embargo, pero no lo puede hacer solo: al tratarse de una ley sólo puede ser retirado en su totalidad por una decisión del Congreso.
Para sortear la oposición del Congreso, Obama se ha valido de medidas ejecutivas para flexibilizar las restricciones al intercambio económico entre EE.UU. y la isla en sectores que incluyen los servicios empresariales, los viajes, las telecomunicaciones, la banca y las remesas.
Vuelos
El martes 16 de febrero se confirmó que se reanudarán los vuelos comerciales a finales de estre año entre Estados Unidos y Cuba.
Esta misma semana se confirmó la reapertura de vuelos comerciales a la isla antes de que termine el año.
Qué cambiará con el retorno de los vuelos comerciales de Estados Unidos a Cuba
2. La base naval de Guantánamo
Cuba y EE.UU. no se ponen de acuerdo sobre los terrenos donde se encuentra la base naval estadounidense de Guantánamo en Cuba. Castro ha reclamado reiteradas veces la devolución del territorio.
Para el gobierno cubano es una condición sine qua non de la normalización de relaciones con EE.UU.: "Para alcanzar la normalización será indispensable también que se devuelva el territorio ilegalmente ocupado por la Base Naval en Guantánamo", declaró el presidente cubano el año pasado.
Base naval de Guantánamo
El presidente Obama se comprometió ya en 2008 a cerrar el centro de detención de Guantánamo, pero no habló sobre la posibilidad de devolver el territorio.
El cierre de la prisión fue una de las promesas electorales de la primera campaña de Obama en 2008 que retomó el pasado 23 de febrero con la introducción de un plan de cierre de la prisión en el Congreso de su país.
Hasta el momento, EE.UU. no ha hablado de devolver el territorio.
Al ser un tema que afecta directamente los planes de Defensa y Seguridad, las negociaciones sobre este punto no han sido tan públicas ni mediáticas como las del embargo.
3. Las reparaciones
El gobierno cubano también ha exigido que "se compense al pueblo cubano por los daños humanos y económicos provocados por las políticas de los Estados Unidos".
Esto nos lleva a otra de las cuentas pendientes entre ambos países: las reparaciones.
Estados Unidos reclama compensaciones a La Habana por los bienes de nacionales estadounidenses que fueron expropiados tras el triunfo de la Revolución.
El Departamento de Justicia de EE.UU. tiene 8.821 reclamos entre empresas e individuos estadounidenses que aseguran haber perdido sus propiedades.
En total suman casi US$2.000 millones, en dólares de 1960.
Aeropuerto de La Habana
En la isla exigen el fin del embargo para poder pensar en restablecer relaciones totalmente normales.
Cuba en cambio reclama reparaciones a EE.UU por los daños generados desde que se impuso el embargo.
Según el informe de 2014 "Cuba vs Bloqueo" que la isla presentó ante la Asamblea General de Naciones Unidas, estos daños ascienden a US$1,11 billones.
4. Democracia y derechos humanos
Hace casi un año, se citaron en Washington DC delegaciones de ambos países para definir la agenda de cara al futuro diálogo sobre derechos humanos.
EE.UU. insiste en que quiere ver mejoras en este aspecto en la isla.
Pero desde el punto de vista cubano, es EE.UU. el que debe reconocer su forma de "democracia popular y participativa", como califican su sistema de gobierno. Y no ellos los que deben cambiarla.
Estrechón de manos entre Raúl Castro y Barack Obama
La visita de Obama a Cuba puede ser la culminación de 14 meses de trabajo para normalizar las relaciones entre los dos países.
El principal problema, coinciden los expertos, es que Estados Unidos quiere imponer sus "valores democráticos" y Cuba quiere que se le reconozca su sistema político de "democracia participativa" con partido único.
Aunque el gobierno cubano aseguró que se discutirán todos los temas durante el encuentro, incluyendo la democracia y los derechos humanos, la Directora General de EE.UU. de la Cancillería Cubana, Josefina Vidal, afirmó que estos asuntos "no se negociarían".
Lo que ha cambiado y lo que no entre EE.UU. y Cuba a un año del deshielo
5. Política de inmigración
En 1966, Estados Unidos puso en marcha la llamada "Ley de Ajuste", que permite a los cubanos solicitar la residencia permanente al cabo de un año y un día de estar en territorio estadounidense.
En este sentido, la Casa Blanca no ha hecho anuncios de que vaya a cambiar su política migratoria hacia Cuba.
Pasaportes cubanos en Costa Rica
Cientos de cubanos estuvieron varados por meses en la frontera entre Nicaragua y Costa Rica.
Este es un tema polémico en el Congreso de Estados Unidos donde hay legisladores que consideran que es una forma de proteger a los cubanos del régimen castrista, mientras otros creen que es un beneficio del que algunos cubanos se aprovechan.
Y las implicaciones de esa política se han hecho sentir en varios países de América Latina, que han tenido que lidiar con un flujo cada vez mayor de cubanos que intentan llegar a EE.UU. antes de que se modifique.
"Balseros en tierra firme": la odisea de los miles de cubanos que atraviesan 8 países para llegar a EE.UU.
¿Se dan las condiciones idóneas?
No era un secreto que el presidente Obama esperaba poder planificar un viaje a Cuba durante su último año en la Casa Blanca.
En una entrevista exclusiva con Yahoo News el pasado mes de diciembre, a propósito del aniversario del deshielo de las relaciones entre ambos país, Obama expresó su esperanza de poder visitar la isla en unos meses, pero advirtió que sólo lo haría si le permiten encontrarse con disidentes cubanos.
"Si voy de visita, entonces parte del pacto es que pueda hablar con todo el mundo", dijo Obama en aquel momento.
Barack Obama
Obama expresó el pasado diciembre su intención de viajar a Cuba durante el último año de su presidencia.
"He dejado muy claro en mis conversaciones directas con el presidente de Cuba, Raúl Castro, que seguiremos intentando llegar hasta aquellos que quieren ampliar el ámbito de la libre expresión dentro de Cuba".
Mientras se den las condiciones adecuadas, la visita de Obama a Cuba se puede ver como la culminación lógica de la nueva dirección de la política de EE.UU. hacia Cuba.
¿Y cuáles son esas condiciones adecuadas? Según Obama, éstas incluyen un cambio visible en las vidas, libertades y posibilidades económicas de los cubanos comunes y corrientes.
"Si vamos hacia atrás, entonces no hay mucha razón para que yo vaya allí. No estoy interesado en validar el status quo", dijo el pasado diciembre.